Leyendo el cap. 5 del libro de Proverbios, este versículo me hizo reflexionar y lo quiero compartir con vosotros.
Es posible que muchas veces hayamos tomado decisiones precipitadas que después nos han causado problemas y nos hemos arrepentido de haberlo hecho.
Los seis versículos de este capítulo nos hablan de una persona (en este caso una mujer), que vive una vida desordenada y engañosa y las consecuencias que de ello puede tener. Es decir, los peligros y problemas para nuestra vida.
Pero, lo que a mí me ha llamado más la atención, es la razón por la que pueden venir esos problemas: «Por no cuidar la senda de la vida» (v. 6).
Cuidar, o tener cuidado, es la ‘Solicitud, esmero y diligencia para hacer bien las cosas’ (J, Casares). O el ‘Interés y atención que se pone en lo que se hace, para que salga lo mejor posible’ (María Moliner).
Una «senda» es una vereda más estrecha que un camino normal (he andado por ellas) y, por lo tanto, tenemos que andar con más cuidado porque, sin darnos cuenta «sin saberlo», nos podemos salir de ella y ¡extraviarnos!
Y aquí el escritor de Proverbios lo que dice que vamos a extraviar es «la vida», no un área de nuestra vida, sino ¡toda nuestra vida!
Es, por tanto, nuestra responsabilidad tener cuidado cuando tomamos decisiones en nuestra vida, no sea que, sin darnos cuenta, no podamos evitar caer en el abismo y extraviemos nuestra vida. Hemos de mirar, con cuidado, que nuestras decisiones estén en consonancia con la voluntad del Señor, con la seguridad y confianza que seremos bendecidos por él.
Que el Señor nos dé sabiduría para contar con sensatez nuestros días.
Que tengáis un día muy bendecido.
José y Estrella